Revista "La Mandrágora" – IES los Albares

Actividades estrescolares

 

José Luis Tudela (profesor de Latín y Griego)

Antes de empezar, vaya por delante que me cuento entre quienes opinan, como Plutarco, que “la educación es útil no sólo para una familia, para una ciudad o para una nación, sino para todo el género humano”. Y me atrevo a ir un poco más allá afirmando que cuanto se invierta en educación (la propia, la de los hijos, la de los hijos de los demás) siempre será poco, porque tiende a ser restituido al bien común, con creces, a lo largo del tiempo, incluso permanece per saecula, conformando las raíces de sociedades futuras que no veremos. Por esto, siempre resultará acertada la decisión de completar la formación escolar de los hijos mediante disciplinas distintas de las meramente académicas, o con un seguimiento y refuerzo de las materias del curso.

Pero vayamos a lo importante.

He estado investigando un poco, hurgando y hocicando por ahí para informarme de los inabarcables tipos y variedades de actividades extraescolares que podríamos infligir a nuestras víctimas más dilectas, y la verdad es que existen, como diría Borges, infinitas posibilidades de senderos que se bifurcan, tantas como se nos puedan ocurrir.Tal parece, una vez más, cuestión de fractales.

Si las tardes fueran interminables, perpetuas, tampoco daría abasto una criatura para asistir a todas estas actividades (se nos ha ido la mano, claramente). No obstante, soy testigo de que abundan los casos en los que un niño, o niña, tiene todas las horas vespertinas, de antes de la cena, absolutamente ocupadas por una delirante serie de “estrescolares”, comprometiendo incluso partes significativas de sus fines de semana: que si el sábado hay partido en Villapuncha del Carajo, que si el domingo por la mañana la nena sopla el clarinete en el Auditorio, que si las sesiones de catequesis en la parroquia aljama… También he podido constatar que, en casi todos los casos, los progenitores también resultan víctimas de su propio celo; prácticamente, no puedo citarme, durante las tardes, o en las mañanas de sábados y domingos, con nadie que tenga hijos en edad de “estrescolarizar”: casi todos van del corro al caño, del caño al corro… Odiseos sin tregua, acarreando vástagos, bártulos y bagajes, sin tiempo para respirar, porque el niño sale del furbo a las siete, porque tengo que llevar a la niña al balé a las siete menos cuarto, anda, cari, haz tiempo de llevarla tú, y dale la merienda y el traje de baile, huy, a ver entonces quién va a comprar el regalo superbarbi de la sobrina, que por cierto había que acercarla también al balé, favor que le hago a mi hermana… ¡Y la Madre del Amor Hermoso!

No obstante, considero un deber dejarles en este pliego, para que se hagan una idea de todo esto, una breve muestra de actividades que me he permitido espigar por los fértiles campos del emprendimiento escolar y extraescolar, por si quisieran dar a sus hijos, sobrinos, nietos o allegados, otra lección que nunca olvidarán. Ahí va eso:

Clases de refuerzo, clases de música, de danza, de teatro, comedia, tragedia y política madrileña, clases de astronomía regional, de idiomas, de idiotas, de exorcismos, deportes en grupo, deportes individuales, deportes sin nadie, taller de pintura, de escultura, cerámica, azulejería, pintura creativa, pintura imitativa, pintura de exteriores y trabajos en altura, expresión psicomotriz, estimulación sensorial, estimulación sensual y desestimulación inmediata, clases de yoga, tuerking, relajación y sueño, robótica, informática, ingeniería de caminos, canales y puertos, cursos de semántica y filacterias, taller de flamenco, de garza, de cormorán, patinaje sobre hielo, en pista o sobre barro, barranquismo, cálculo mental, cálculo biliar y renal, taller de escalada, ascensión y caída, traumatología, artes marciales, marcianas y murcianas, taller de ajedrez, de escaqueos, de juegos tradicionales, traicionales, petanca, dominó, billar, tute y cinquillo, parchís olímpico y apuestas antideportivas, gimnasia rítmica y arrítmica, musculación, desokupación, boxeo, lucha, vendaje y hospitalización, parkour en terrazas y sobre tablero, juegos multiculturales en playa y bajo invernadero almeriense, taller de escritura, de lectura despacito, de agricultura, de manicura, pilates, Pilatos (Poncio), interpretación, comentario y crítica del Nuevo Testamento, clases de igualdad, inclusión, exclusión, excursión, igual da, aula medioambiental, aula ambiental entera, taller de fumadores, de inspección médica y fiscal, análisis televisivo, taller de Tiktok y creación de contenidos vacuos, taller emocional, taller emocionante, práctica de chino mandarina, de francés, griego, búlgaro, húngaro, batuka, zumba, abejeo, iniciación a la apicultura, taller de circo, con acrobacias, malabares, magia, disfraces terroríficos y felinos de trapo, taller de fotografía, retrato fotográfico, fotografía de paisajes y ambientes exteriores, fotografía de dormitorios y baños con progenitores en actitudes improvisadas, clases de cine, de guion, de montaje, desmontaje, taller de cocina, repostería y extinción de incendios, clases de clases, clases de costura, diseño de vestuario, máquinas de coser, agujas, alfileres, tijeras, cuidado, cuidado, clases de basura, basura de clases y reciclaje de restos varios, aula de jardinería, ganadería y pesca, taller de longboarding, de zentagle (esto no sé lo que es, y no voy a preguntar)… Y ya.

 

En fin, señor Plutarco, si toda educación es útil para el género humano…

Mucho he escrito, y seguramente obviamos mucho más, pero basta con esta breve muestra de casi mil palabras (enhorabuena a quienes hayan batido su récord de lectura) para que vayan haciéndose una idea del negocio de las actividades “estrescolares”, que con tanta gracia y sigilo, como los teléfonos, se han colado en nuestras simples vidas, de manera que ya no sabríamos dar un paso sin que varias de ellas nos tiren de las uñas después del mediodía.

Mi amigo Marcial sostiene una sugerente opinión sobre todo esto, pero creo que me la reservaré, o tal vez la deje caer en algún artículo posterior. Mientras, habrá que ocupar las tardes en algo, supongo, aunque sea en subjuntivos.

José Luis Tudela Camacho, monitor de slackline, mindfulness y raca-raca

Postdata: Después de soportar, a causa del artículo, una seria reprimenda de mi señora esposa, ya entiendo lo que es el zentagle, esos dibujicos mareantes…

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