Revista La Mandrágora
Corren tiempos difíciles para la lectura y la escritura. Inmersos y cegados continuamente por esas que dicen llamarse redes sociales, estimulados a la velocidad a la luz y creedores de la pseudoinformación que pulula con autoridad inquisitoria (porque si lo pone en Facebook es porque es verdad) por nuestros entornos cercanos y lejanos, la humanidad opta por expresarse sin conocimiento de causa y por leer apresurada titulares de pacotilla que en muchos casos solo tienen la intención de provocar ese sensacionalismo que alimenta a las masas, unas masas manipuladas y manipulantes que poco o nada aportan a la sociedad.
Por eso, estos 52 días que llevamos de Mandrágora nos han hecho reflexionar, sobre todo por la aceptación que poco a poco vamos teniendo, sobre la importancia de seguir apostando por la información verídica, por la palabra exacta, concisa y documentada y por la ilusión y el empeño que hay que ponerle a los proyectos educativos (muchos y enriquecedores en los Albares). Y, ¿saben por qué? Porque si hay un propósito más que demostrado, ese es el de velar por el bien de nuestros alumnos, esos a los que esta, nuestra comunidad educativa, intenta transmitirles: en primer lugar, los valores de respeto y solidaridad; después, el afán por aprender e investigar y la ilusión por cumplir sus sueños; para que, finalmente, potencien la osadía de luchar por buscarse un hueco en la sociedad, independientemente de las posibilidades de cada uno y dejando de lado, como diría el gran Tino Mulas, nombres y apellidos, y ofreciéndoles a todos la oportunidad de creer ser quiénes son y lo lejos que pueden llegar.
Y para esto, durante 52 días, La Mandrágora se ha hecho eco de los proyectos por los que se trabaja: festival de teatro, intercambios con el extranjero, deporte escolar, jornadas de ajedrez, concursos literarios y de disfraces por Halloween, visitas de escritores para charlar sobre memoria histórica, jornadas para luchar contra la violencia de género, dinámicas con la enfermera escolar para salvar vidas, congresos de salud y bienestar emocional, programas de emprendimiento…y un sinfín de aciertos culturales que enriquecen tanto a alumnos como a profesores.
La Mandrágora, además, cuenta con dos columnistas de oro, parcos en compostura (porque no les gusta destacar) y eruditos en cada una de las palabras con las que hilvanan sus artículos de opinión. Y es que el señor Manolo Morote y José Luis Tudela, ambos profesores de este instituto, desde que se les ofreció colaborar, han sido fieles a su cita cada dos semanas, para instruirnos, cultivarnos y emocionarnos con cada una de sus líneas, que se hacen cortas para el lector entregado.
52 días de Mandrágora que, con el beneplácito incondicional en todo momento del equipo directivo, ha conseguido (y sigue en ello) crear un equipo de trabajo decidido y dispuesto a colaborar. Alumnos y alumnas de todos los cursos y compañeros de todos los departamentos facilitan que esta andadura no se fatigue y avance cada semana con más ganas de publicar para dar a conocer todo lo que acontece en la Vereda de Morcillo.
Especial mención también para nuestros informáticos Joaquín Ríos y Diego García, quienes hicieron posible, desde el mes de septiembre y siguen en el empeño, que el canal de transmisión funcione con efectividad y llegue a todos los públicos.
Finalmente, solo nos queda agradecer a vosotros, los lectores, por seguir, compartir y comentar nuestro trabajo humilde pero muy elaborado, si tenemos en cuenta que somos un equipo de redacción cuyas edades son muy variadas, pero con la inclinación de que La Mandrágora siga creciendo como medio de comunicación escolar y cultural, el principal objetivo de nuestra línea de pensamiento.