Revista "La Mandrágora" – IES los Albares

De zorras (y leones)

 

José Luis Tudela Camacho, profesor de Griego y Latín

Pues sí: por fin, alguien va a hablar de zorras en este lugar.

No se alarme nadie, no. No tenemos la intención de desmelenarnos ahora, y menos en este medio (la directora no me lo permitiría, y yo he prometido obediencia, entre otras cosas). Por tanto, estas pobres líneas no van a descubrir ningún vicio de esos que solemos esconder detrás de las cortinas, debajo de las alfombras, entre las piezas de vestir más discretas. Yo apelo a la zorra en cuanto ese ser legendario de las fábulas antiguas, como también podría apelar a la gata, a la rana o al leopardo. En las fábulas esópicas, una zorra personifica la astucia, esa sutil inteligencia que, a veces, no vemos, aunque sentimos. En una de las fábulas de Esopo, una zorra que nunca había visto un león, se encuentra con uno. Imaginamos la sorpresa, porque a mí me ocurrió lo mismo (pero de eso no hablaremos todavía).

ἀλώπηξ μηδέποτε θεασαμένη λέοντα, ἐπειδὴ κατά τινα συντυχίαν ὑπήντησε

(Voy a intercalar los párrafos en griego clásico, para entendernos mejor)

Puesto que nunca había visto un león, se lleva un susto tan tremendo que casi se le sale el corazón por la boca:

τὸ μὲν πρῶτον ἰδοῦσα οὕτως ἐξεταράχθη ὡς μικροῦ καὶ ἀποθανεῖν

La segunda vez que lo vio, tuvo cierto miedo, pero no tanto como antes:

ἐκ δευτέρου δὲ αὐτῷ περιτυχοῦσα ἐφοβήθη μέν, ἀλλ’ οὐχ οὕτως ὡς τὸ πρότερον

Por fin, al encontrarse con él por tercera vez, no solo no sintió miedo, sino que incluso se animó a hablarle:

ἐκ τρίτου δὲ θεασαμένη οὕτω κατεθάρρησεν ὡς καὶ προσελθοῦσα αὐτῷ διαλέγεσθαι

Como las fábulas son objetos didácticos universales, podemos aplicarlas a una multitud de paradigmas de la vida humana. En este caso, sería pertinente hablar del principio de curso, ¿verdad?

La aplicación de la didáctica moral de una fábula esópica a algunos aspectos de la cotidianeidad es, a priori, una tarea relativamente sencilla. Si nos atenemos a una lectura más literal, poniendo la mirada en estos primeros días del curso escolar, se puede identificar al curso recién iniciado con el león, y a los alumnos, tan asustados, unos pocos, al principio, con la zorra (si se me permite la comparación, por supuesto). Poco a poco, supongo que habrá un alivio de miedo, se desvanecerá el respeto, y no habrá misterio ni humo ni nada, como en la fábula de la zorra, o más allá. Algunas personas que lean estas líneas pensarán, posiblemente, que buena parte de su alumnado no está bien representado por la zorra, tan astuta ella, sino más bien por una mona, de la que no faltan fábulas entre las de Esopo, o incluso por pavos reales. Otros más avisados dirán que los atemorizados son los profesores, pero no percibo, en este caso, que se vaya a perder el miedo a través del contacto frecuente, sino al contrario.

Hablemos, por fin, de auténticos leones, con melena, y dientes, y todo.

Para terminar, me gustaría sugerir otra aplicación del cuento, sin salir del tema escolar. Me refiero a ese león de las Matemáticas, o el otro león de la Lengua Castellana, tal como están configurados, alguien apuntará el león de la Física, de enormes dientes, o el de la Química, más terribles que los del Atlas, otro nos atemorizaría con el león de la Filosofía, alguien apuntará el del Latín, acostumbrado a acechar entre rocas y declinaciones, y otro quién sabe. Casi todas las disciplinas son, al principio de su aprendizaje, más que leones hambrientos: devoran alumnos, desgarran cerebros, hacen crujir los libros, es verdad, pero si cualquier alumno se detuviera, si fuera capaz de captar la esencia de cada enseñanza, hilando poco a poco un conocimiento con otro, ese león tremendo se convertiría en un enorme gatito, más afable todavía que el de la famosa fábula. Eso es aprender, si nos dejamos enseñar, si nos acercamos con ánimo menos cobarde, si no nos asustamos del terrible monstruo de la sabiduría.

Aquí lo dejo, porque la directora dirá que ya son muchas más palabras de las que sois capaces de leer y comprender.

Si habéis sido tan valientes como para llegar hasta aquí,ya sabéis: menos leones y más zorras.

A todos, valete, discentes.

 

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