Revista "La Mandrágora" – IES los Albares

Lo que ha regresado de la niebla

 

José Luis Tudela (profesor de Latín y Griego)

La niebla del tiempo es traicionera: miramos atrás y nos parece que apenas levanta una neblina, jirones como sábanas abandonadas entre unos olmos, pero no. Siempre es materia densa, a veces impenetrable. Se olvidan detalles, a veces importantes. Hay que observar el tiempo vivido como una nube lejana que adopta formas sugerentes, y jugar con las imágenes, buscarles un lenguaje inteligible, palabras, sonidos, sin olvidar que todo recuerdo es doloroso, falsario, implacable con nosotros. Por eso, algunos nos atrevemos a escribir.

El pasado 24 de enero me entregaron, en el Teatro Principal de Almansa, el tercer premio de poesía del X Certamen Literario de la Universidad Popular. Bueno es el premio, cierto, aunque sea modesto, y mejor sienta el reconocimiento, el recital, la cena posterior… Vanitas vanitatum. Lo mejor es que en Almansa han tenido el excelente gusto de editar las obras premiadas en un pulcro y hermoso cuadernillo, que conservaré con celo.

Mi obra premiada consiste en un poema titulado Lux mea, que significa mucho para mí. Estos versos no han visto la luz más que en manos de las personas aludidas, a quienes los he dedicado, y en ese certamen literario, donde por fortuna se publica y así queda.

La primera versión de Lux mea tiene fecha de 12 de mayo de 2022. Está dedicada a todas las alumnas y alumnos que cursaron Latín II durante ese curso. En efecto, ese y los dos cursos anteriores fueron muy especiales para mí: ni mejores ni peores que otros, por supuesto, pero hay algo que los diferencia. Acordémonos de todos los esfuerzos que se truncaron a partir de la primavera de 2020, el desastre que nos obligó a replantear muchísimas cosas, a cambiar lo que no hemos sabido o querido cambiar todavía… El siguiente curso fue avanzando a trompicones, y la misión de los maestros era hacer que la situación no mermara las oportunidades del alumnado. Trabajamos mucho, tal vez en exceso, tal vez con errores evidentes. Preparar a esa promoción de personas que tenían ya 18 años o estaban a punto de cumplirlos fue arduo, y he generado a partir de ellas un recuerdo emotivo. Por eso compuse y dediqué a ellas estos versos. Por eso los repartí y los metí en un cajón esperando ocasión para hacerles mejor homenaje. Al fin, el destino ha propiciado ese momento.

Las referencias en el poema a las circunstancias que rodeaban el instante de su composición son evidentes, no creo que haya necesidad de hacer más comentario. Puesto que de la publicación no tengo ejemplares suficientes para repartir a todas las personas interesadas, publico en este medio una última versión, la que ha sido premiada en Almansa:

 Lux mea

(A mis alumnas que acabaron Latín II en el curso 2021-2022 en el IES Los Albares: Noelia, Elena, Inés, Érika, Teresa, Nela, Carmen, Anahí, Laura, Carla, Jéssica, Nadia, Clara, Lucía, Andrea, Rita, Silvia, Gema, y también a Raket y a Mariano)

 

lux mea, qua viva vivere dulce mihi est.

(Mi luz, por la que al vivir mi vivir se hace dulce)

Valerio Catulo, poema LXVIII b.

 

Ser-me ás suave à memoria lembrando-te assim -à beira-rio

(Me serás suave en la memoria recordándote así, a la orilla del río)

Fernando Pessoa

 

 

Venid a sentaros en esta orilla del río,

junto al rumor de la corriente.

Pasa rápida y apenas la sentimos

por los contravientos que nos ahogan,

que nos rompen la mirada y son piel

de tiempo podrido, naufragios.

Quitaos la máscara innecesaria,

porque hay debajo sonrisas intactas

que crecerán como hierba después de las lluvias,

como el sol en invierno.

Venid a sentaros en esta orilla del río.

Con la punta de un dedo

dibujaréis en el agua todos vuestros deseos,

mientras bebéis versos del poeta de Lisboa.

-él os guiará, dejadlo-.

 

No es más que un pájaro la vida,

a punto de cantar sobre una rama

de ese árbol que arenga al cielo y hace

perenne escritura en las nubes.

Alguna vez en la tarde hemos visto,

inadvertidamente,

ese punto de partida y abandono,

y allí nuestro corazón se detuvo

para oírlo cantar, sin conocer

los ocultos designios de la noche,

del silencio: que no basta el deseo,

ni el dedo que me acaricia abandonado.

 

Atravesamos el tiempo

por una lámina muy fina.

No temáis por nada: seréis más luz,

no sombras. Destellos de un mar

sobre su costa infinita, como ahora,

que habéis iluminado mis albores

dando más vida a mi vivir tan ciego.

 

 

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