No es ningún secreto que la música es uno de los mayores logros de la humanidad en su camino hacia la civilización. Tampoco lo es la enorme afición e interés que esta bella arte despierta en nuestra Región y en nuestra localidad.

Como no podía ser menos, el IES Los Albares cuenta entre su alumnado con numerosos estudiantes que cursan estudios de música en el Conservatorio de Cieza. Algunos de ellos, además, están en grupos de alto nivel del entorno de la Región. Veamos quiénes son.

En la especialidad de piano estudian en el IES Los Albares Pedro Jesús Rodríguez Lucas (3º curso), Ana Zamorano Sánchez (2º curso) y María Montiel Cano (2º curso).

Otro instrumento con gran aceptación entre los alumnos y alumnas del IES Los Albares es el oboe. Gabriel Salmerón Moreno (3º curso), Raquel Zamorano Ríos (2º curso) y Guillermo Salmerón Moreno cursan sus estudios sobre este instrumento.

En cuanto al clarinete, María Buitrago López (2º curso) y Gabriel Losa Balsalobre (3º curso) han elegido este instrumento para cursar sus estudios musicales.

El violín es otro de los instrumentos favoritos de los alumnos del conservatorio que estudian en el IES Lis Albares, como es el caso de Ángela Erquicia Rodríguez (2º curso) y María Sánchez Aroca (también de 2º curso).

El saxofón es el instrumento elegido por María Moreno Piñera (2º curso) y Ana María Belmonte García (1º curso) para demostrar su gusto por la música.

Otros instrumentos menos habituales o conocidos también han atraído a los alumnos y alumnas del IES Los Albares. Así Miguel Pascual Martínez cursa el 2º curso de tuba, José Villalba Zamorano y Juan Manuel Piñera Hervás el mismo curso de percusión, Pablo Marín Morales el 3º de bombardino, Pablo Camacho González el 3º de viola, Gema Carbonell Ruiz el 1º de acordeón y Jorge Carretero Koch el 4º de trombón.

¿Qué ha llevado a estos chicos y chicas a cursar estudios de música, que además deben simultanear con el instituto? Para algunos, la afición viene desde la más tierna infancia. Es el caso de Gemma Carbonell, a quien desde pequeña le encantaba escuchar música y cantar, e incluso se fabricaba ella misma instrumentos. En otros casos, es la familia la que ha abierto la puerta a la pasión por la música, como cuenta Ana Mª Belmonte, a quien el gusto por la música se le despertó asistiendo a los conciertos en los que participaba su hermano, o como es el caso de Angela Erquicia, a quien en principio sus padres llevaron al conservatorio sin preguntarle, pero que luego desarrolló una auténtica pasión por la música. Lo mismo cuenta Guillermo Salmerón, al igual que Juan Manuel Piñera Hervás, cuya madre estudió piano, o María Buitrago, cuyo padre es un amante del clarinete y de quien se contagió de la pasión por la música. María Sánchez Aroca dice que esta afición hacia la música le  viene de familia,  ya que sui madre cuando era pequeña tocaba el violín, y actualmente es maestra de música. Para otros, como Pedro Jesús Rodríguez, el ejemplo de una prima fue fundamental, además del apoyo de su familia más cercana. Más lógico es el caso de Raquel Zamorano, cuyos dos progenitores son músicos.

Otros, como Pablo Camacho, comenzaron en la música por propia opción personal, al igual que María Montiel y María Moreno.

Para todos, sin excepción, compaginar los estudios en el conservatorio y en el instituto es difícil. De hecho estos chicos y chicas sacan adelante dos cursos al mismo tiempo durante el mismo año escolar: uno en el conservatorio y otro en el instituto. Algunos, como Pablo Marín, hablan de lo conflictivo de los horarios; otros lo tienen claro: quien algo quiere, algo le cuesta, como dice Ángela Erquicia. Raquel Zamorano afirma que detrás de la disciplina y el trabajo hay más cosas que te permiten afrontar el esfuerzo y el sacrificio. Todos ellos dicen que no tienen tiempo suficiente para estudiar bien las dos cosas, y alguno pide incluso una “semana sabática” para ponerse al día con los deberes de ambos estudios.

Otra cosa que destacan nuestros músicos es la amistad. Prácticamente todos hablan de los amigos que han hecho en el conservatorio, con quienes comparten la pasión por la música. Una pasión que también destacan todos ellos. Para estas chicas y chicos la música no es sólo una disciplina artística, sino también una forma de expresarse y de sentir. Incluso un antídoto contra un mal día. Otros llegan a componer sus propias piezas. En general, para todos el amor por la música es lo que les permite seguir con el sacrificio y el esfuerzo extra que supone llevar adelante dos estudios.

En lo que hay más diferencias es en cómo ven el futuro. Todos sin excepción quieren acabar al menos los estudios de grado medio de música. Algunos van más allá, y planean cursar el grado superior. Unos pocos desean llegar a vivir de su pasión, aunque lo ven complicado.

En resumen, para cualquier instituto es un orgullo contar con un elenco de músicos de esta categoría entre su alumnado. Y para finalizar, lo hacemos con una frase de un magnífico tenor que recoge Ana Zamorano en su entrevista: “Pienso que una vida dedicada a la música es una vida bellamente empleada, y es a eso a lo que dedico la mía”.