“El que no conoce abuela, no sabe qué es cosa buena”
Si bien la tutoría y la orientación de los alumnos tienen como fines fundamentales, entre otros, favorecer la educación integral del alumno como persona y mantener la cooperación educativa con las familias, estas visitas, sin duda alguna, contribuyen a ello. Y es que los abuelos son como libros vivientes y archivos de la familia. Transmiten experiencia a sus nietos y les inculcan valores. Por ello, debemos apostar por la figura de los abuelos resaltándola y dignificándola a partir del contexto formativo que la escuela puede brindar.
Es lo que ya han podido experimentar alumnos de 2ºCX, con las visitas de Gabriela “La Yaya”, y Antonio “El Pelao”, porque no todo lo que nuestros alumnos tienen que aprender se encuentra en los libros de texto, y quienes mejor que nuestros mayores para inculcarles unos valores que ellos más que nadie, por su edad y experiencia, saben que son necesarios para ser “buenas personas” y “gente de bien o provecho”, como dijo Gabriela.
Los alumnos han escuchado sin parpadear lo que estas entrañables personas les han contado: cómo a Gabriela le hubiese gustado estudiar para ser maestra, cómo Antonio bajaba de noche desde el campo al pueblo, después de una larga jornada de trabajo para poder aprender con Don Antonio y a quien le hubiese gustado estudiar algo relacionado con la mecánica, pero en ambos casos no pudo ser, tuvieron que abandonar sus estudios para ponerse a trabajar y contribuir a la economía familiar. Gabriela aprovechó la ocasión para leer a los alumnos y analizar con ellos algunos refranes del libro que sus nietos le han editado, ” Refranes de toda una vida”: Cuando se emborracha un pobre le dicen el borrachón y si se emborracha un rico, está malito el señor; más vale persona con plaza que dinero en el arca; muchas personas se pierden las pequeñas alegrías esperando la gran felicidad.
Antonio les contó muchas anécdotas de su infancia y juventud, y cuando un alumno le preguntó que qué prefería , si las pesetas o el euro, impartió una mini clase de matemáticas: si antes en el mercado 4 sardinas me costaban 100 pesetas y ahora por las mismas me cobran 1 euro ¿cuántas pesetas estoy perdiendo? Y añadió, para gran sorpresa de su público: “Por una perrica 5, por un perro gordo 10, por un real 25 y por una peseta 100”
Visitas muy emotivas que seguirán a lo largo del curso. Emotivas para los alumnos , que se enorgullecen de compartir con sus compañeros a esas personas a las que tanto quieren, a sus abuelos. P ero no menos emotivas para los invitados: Gabriela terminó con lágrimas en los ojos pues había hecho realidad su sueño, ser “maestra de escuela” por un día; y Antonio se fue muy contento por haber pasado un muy buen rato entre tanta juventud.
“Como te ves, me vi, como me ves, te verás”.